¿CÓMO CRECEMOS?

Crecerás cuando te decidas
a cambiar interiormente y aprendas a dar frutos. Todo ser humano es capaz
de crecer interiormente cuando:

– No hay vacío de
esperanza, ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.

– Acepta la realidad y
tiene aplomo de vivirla.

– Acepta su destino, pero
tiene la voluntad de trabajar para cambiarlo.

– Asimila lo que deja por
detrás, construyendo lo que tiene por delante y proyectando lo que puede ser el
porvenir.

– Se supera, se valora, y
sabe dar frutos.

– Abre camino dejando
huellas, asimila, experiencias… ¡Y siembra raíces!

– Se impone metas, sin
importar comentarios, ni prejuicios; cuando da ejemplo sin importarle burlas,
ni desdenes; cuando cumple con su labor, sin importarle los otros pareceres.

– Se es fuerte por
carácter, sostenido por formación, y sensible por temperamento… Y humano por
nacimiento.

– Enfrenta el invierno
aunque pierda las hojas. Recoge flores aunque tengan espinas y marca camino
aunque se levante el polvo.

– Es capaz de afianzarse
con residuos de ilusiones, capaz de perfumarse, con residuos de flores… Y de
encenderse con residuos de amor…

– Ayuda a sus semejantes,
se conoce a sí mismo y da a la vida más de lo que recibe.

– Se planta para no
retroceder… Cuando se defiende como águila para no dejar de volar…. Cuando
se clava como ancla y se ilumina como estrella.

Entonces… ¡Uno crece!

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